Un asesor económico del gobierno argentino explica la estrategia que utiliza el polémico líder libertario para estabilizar la economía, un plan que algunos cuestionan
Cuando Javier Milei asumió la presidencia de Argentina en diciembre de 2023, la inflación, que ya alcanzaba casi el 13% mensual, se duplicó.
En tanto, el dólar empezó a trepar, escalando un 25% para fines de enero.
Mientras el hombre que acababa de ingresar a la arena política apenas tres años antes realizaba «el mayor ajuste en la historia de la humanidad» (como lo describió él mismo), recortando el gasto público de un saque en cerca de un tercio, empezaron a sonar las voces de alarma.
Los más agoreros (y opositores) pronosticaban que el presidente no seguiría en el cargo a fin de año y reflotaban los traumas de 2001-2002, cuando el país sufrió uno de sus peores estallidos económicos, políticos y sociales, y hubo cinco presidentes en solo dos semanas.
Otros advertían que se venía una nueva hiperinflación, como la de 1989, cuando los precios llegaron a aumentar un 5.000% anual.
Incluso muchos votantes que formaron parte del 56% del electorado que había elegido a Milei por delante del entonces ministro de Economía peronista, Sergio Massa, en la segunda vuelta electoral se preparaban para la posibilidad de que el “blue” ascendiera sin pausa, luego de que el flamante gobierno de La Libertad Avanza (LLA) duplicara el valor del dólar oficial (devaluando el peso en un 50%), tras promesas electorales de dolarizar la economía.
Sin embargo, a diez meses de la asunción de Milei -el primer economista en llegar a la presidencia de Argentina y el primer político libertario en conducir una nación- ninguno de esos escenarios pesimistas se ha cumplido.
Por el contrario: la inflación se ha reducido al 3,5% mensual, su cifra más baja en casi tres años.
Y el dólar paralelo, que llegó a trepar hasta un récord de 1.500 pesos en julio, hoy está en niveles similares a enero.
En tanto, si bien perdió unos 10 puntos de popularidad -aunque sigue por arriba del 40%-, Milei ha consolidado su poder, logrando importantes triunfos legislativos a pesar de tener una pequeña minoría en el Parlamento y de no contar con ningún gobernador de su agrupación política.
“Yo lo voté porque quería un cambio y lo está logrando”, dice Diego, de 56 años, que pasea perros en Buenos Aires.
“Si bien han sido meses durísimos, en especial para mi viejo [padre], que es jubilado, con la inflación y el dólar bajos estamos mejor”, afirma.
Pese a ello, no hay dudas de que Argentina está pasando por un momento durísimo: según las últimas cifras oficiales, en el primer semestre registró su peor salto de la pobreza en dos décadas, con más de la mitad de la población pobre (casi el 53%), incluyendo a casi 7 de cada 10 niños.
Además, el consumo se desplomó y el Producto Interno Bruto (PIB), el índice que mide la actividad económica, cayó 3,4% en comparación con el primer semestre del año anterior. Tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional coinciden en que Argentina será la economía latinoamericana con mayor contracción económica este año.
Sin embargo, no se puede refutar que, al menos por ahora, Milei está cumpliendo con su promesa de sanear la macroeconomía, bajar la inflación y estabilizar el dólar.
“Estamos saliendo del infierno de manera exitosa”, anunció el presidente en una reciente entrevista con el canal de noticias LN+.